Después de ser medallista olímpica en los 1000 mts planos, de pensar en el "no me trates tan bien que salgo corriendo" (frase del amigo de un amigo que adopté como filosofía ¨Zen¨, que en algún momento indicado me sirvió de excusa para dejar las oportunidades mediocres de lado.), y del típico discurso terrorista en el que el destinatario siempre era un sureño de apellido incompleto, hoy tengo una sensación de desapego por las relaciones interpersonales.
Los saltos unitemporales en que la inconstancia, el cambio de humor y las guerras mentalmente declaradas son la base para conocerse, me han creado completa incredulidad.
Hoy si voy a decir como esa amable argentina que no me atendió un día:
Si la vas a comprar, te la bajo, si no para que me gasto?
Pregunta: Puedo ayudarte en algo?
Respuesta: No, solo estoy mirando
Respuesta a la Respuesta: . Anda a mirar en otra tienda. (Y no es mal servicio al cliente, sólo soy una tienda exclusiva, exclusivamente para los verdaderos interesados. Osea Buggatti, no DePrati.)
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