Son las veces que desperté en la noche calculando sin parar los besos que me diste en el día
Son las ganas de tocarte y no tenerte, sin pensar en tu mirada completamente amenazando a la mía.
Darse cuenta de que falsa fue mi vida, llena de rosados algodones que pensando que eran nubes dejé que me elevaran.
Mirar el reloj y sentir interminable mi día, porque abandoné lo que me gusta para corregir lo que debía, y aún así, levantarme en la mañana, disfrazarme y llegar a ordenar cosas que no pensé que existían, o que por lo menos no formaban parte de lo que yo quería.
Lo peor del amor son los propios daños, y lo mucho que cuesta levantarse en la mañana para continuar, disfrazada, abatida, sin pensar en lo que pasó ayer, y sin preguntarse lo que pasará mañana.
Es lo peor del amor...
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