martes, 4 de agosto de 2009

Time out

Volviendo a lo del tiempo quiero reafirmar un par de cosas:

1. Cada vez que intento detener el tiempo, el muy vivo me saca ventaja como de segundos/minutos/horas, solo para recordarme que toda la potestad que le he dado es la causante de que las cosas vayan y vengan a su antojo.

2. Ya no espero a que el tiempo sea parte de mi vida, por eso no se en que día vivo, o que hora es, y aunque tengo mis métodos mas fáciles para guiarme acerca de ella por el simple hecho de que no me gusta llegar "tarde", he tirado mi reloj, para no tener que preocuparme de si avanzar o retroceder, que si el tiempo que he pasado junto a ese lado desconocido que te hace ser bastante familiar, a logrado remover hasta los recovecos menos imaginables en mi corazón, y que por primera vez no importa el tiempo, ni es el principal protagonista, aunque así lo quieras ver, porque que importa si funciona en un año o un mes, si te toma días o si te toma horas, es plasmar el sentimiento, en profundidad, superficie, y concavidad. Que el corazón no conoce ni de tiempo ni de espacio, y mucho menos sabe la teoría de relatividad, no busca los supuestos que el cerebro se los da, y no asume si es que primero no fue tocado.

Si me preguntan por el tiempo, puedo afirmar que a las 15:59 del día de hoy, quiero sentir, dejarme sentir, hacerme sentir, y que simplemente no puedo, porque estamos vestidos por un disfraz de tiempo, que no nos permite continuar, y mucho menos retroceder.

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